El Vicente Calderón ha revivido este domingo un episodio del "Teatro del Absurdo" y el Atlético ha sido su principal protagonista en un duelo loco ante el Almería, en el que se ha vivido un exagerado alarde de lo disparatado.
Si la afición rojiblanca se pensaba que ya lo había visto todo, este domingo ha compbobado cómo con el Atlético la capacidad de asombro nunca se agota y cómo siempre hay algo con lo que, de nuevo, llevarse las manos a la cabeza.
De locos
En el minuto 5, el Atlético gozaba de una renta de 2-0 y el Almería había sufrido la expulsión de Rubén Pulido, autor del penalti sobre Agüero que dio origen al segundo tanto. El gol lo marcó Diego Forlán para convertirse en el máximo anotador uruguayo de la historia de la liga española. La grada, que estaba a reventar, se preparaba para una tarde plácida. El Almería se encontraba de buenas a primeras con una pendiente durísima por delante y la lógica hacía presagiar que el envite resultaría cómodo para los locales.
Pero la lógica hace tiempo que huyó del Calderón, donde no tardó en comparecer lo absurdo. En siete minutos el Almería igualó, con un hombre menos, los dos tantos del Atlético y se hizo dueño absoluto de la contienda. Con una soltura increíble en una coyuntura como la que estaba padeciendo, los de Unai Emery demostraron el porqué de su buena clasificación.
Con un juego de toque exquisito, los visitantes sonrojaron a los locales, que durante muchos minutos dejaron a la vista una impotencia alarmante y que estuvieron contra las cuerdas en una muestra de incapacidad angustiosa. Sólo la suerte les evitó un tercer tanto del Almería, que se frotaba los ojos ante la caída a plomo del rival.
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