El Madrid aceleró en Santander hacia el título de Liga con un triunfo convincente ante un Racing achatado. Los de Schuster se plantaron con autoridad en el terreno de juego y se adueñaron de la pelota con Sneijder como jefe de operaciones. El gol de Raúl a los trece minutos tras un buen centro de Robinho facilitó las cosas al líder, que se apoyó en la solidez defensiva del cuarteto Ramos-Pepe-Cannavaro-Heinze para mantener su ventaja. La reacción del Racing antes del descanso no tuvo continuidad en la segunda parte. El Madrid jugó con el reloj y, tras perdonar varias veces en el último cuarto de hora, mató el partido en el 93 por medio de Higuaín.
El Real Madrid tiene prisa por ganar la Liga y se plantó en El Sardinero con la actitud adecuada para llegar a buen puerto. Schuster contaba esta vez con su defensa acorazada, algo poco habitual que ha lastrado al Madrid en muchos partidos. Con Ramos, Pepe, Cannavaro y Heinze a su lado, Casillas está más seguro. Incluso cuando ha dormido mal y no da una a derechas como en Santander. Protegida la retaguardia, al doble pivote menos atractivo del mundo le resultó más fácil maquillar los errores. Diarra mostró un nivel aceptable dentro de sus limitaciones, pero Gago volvió a defraudar con una colección de errores en el pase. Con Guti en la capital, Sneijder se convirtió en el faro del Madrid durante la primera media hora.
El holandés movió bien al equipo y fruto de su agudeza visual llegó el primero. Abrió a Robinho a la izquierda, el brasileño centró templadito y apareció Raúl para rozar con la punta lo justo para batir a Toño. Gol de cabecera del siete, que siempre está en el momento justo y en el lugar adecuado cuando su equipo lo necesita. Trabajador del año en el conjunto blanco. Con el marcador a favor, el Madrid tomó las riendas del partido con la autoridad que concede la posesión de la pelota. El Racing sólo pudo correr detrás de ella hasta el último tramo de la primera parte, donde reaccionó con casta y estuvo a punto de empatar por mediación de Tchité y César Navas en sus dos mejores oportunidades del partido.
El Real Madrid tiene prisa por ganar la Liga y se plantó en El Sardinero con la actitud adecuada para llegar a buen puerto. Schuster contaba esta vez con su defensa acorazada, algo poco habitual que ha lastrado al Madrid en muchos partidos. Con Ramos, Pepe, Cannavaro y Heinze a su lado, Casillas está más seguro. Incluso cuando ha dormido mal y no da una a derechas como en Santander. Protegida la retaguardia, al doble pivote menos atractivo del mundo le resultó más fácil maquillar los errores. Diarra mostró un nivel aceptable dentro de sus limitaciones, pero Gago volvió a defraudar con una colección de errores en el pase. Con Guti en la capital, Sneijder se convirtió en el faro del Madrid durante la primera media hora.
El holandés movió bien al equipo y fruto de su agudeza visual llegó el primero. Abrió a Robinho a la izquierda, el brasileño centró templadito y apareció Raúl para rozar con la punta lo justo para batir a Toño. Gol de cabecera del siete, que siempre está en el momento justo y en el lugar adecuado cuando su equipo lo necesita. Trabajador del año en el conjunto blanco. Con el marcador a favor, el Madrid tomó las riendas del partido con la autoridad que concede la posesión de la pelota. El Racing sólo pudo correr detrás de ella hasta el último tramo de la primera parte, donde reaccionó con casta y estuvo a punto de empatar por mediación de Tchité y César Navas en sus dos mejores oportunidades del partido.
Una Liga en lista de espera
La llegada del descanso benefició al Madrid y desactivó al Racing, qEue volvió a quedarse sin potencia en los últimos metros. Buena parte de culpa la tuvo Heinze, inconmensurable durante todo el partido y atentísimo a los cruces para evitar males mayores. El Madrid jugó con el reloj hasta que el Racing empezó a flaquear y a dejar espacios. Robben, con una volea ante Toño de esas que no se pueden perdonar, y Raúl, que se topó con Toño en una jugada que acabó con un gol anulado a Higuaín, fallaron con el estoque. Tuvo que ser Higuaín el que apuntillase a un Racing resignado con un tanto en el 93 que fue celebrado como la sentencia del título de Liga por los jugadores. El Madrid ensayó el alirón en Santander y, a partir de la próxima jornada, lo puede cantar en cualquier momento.
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