domingo, 4 de mayo de 2008

Boca tuvo más fútbol, acertó por arriba y se llevó un superclásico clave



El equipo de Ischia fue superior en el desarrollo y marcó la diferencia con un gol de Battaglia (PT 14m), la figura, de cabeza. Así redujo a una unidad la distancia con River e impidió que su máximo rival se cortara solo en la punta. Los Xeneizes cortaron una racha de cinco partidos sin victorias en el gran duelo argentino.

De entrada se vio que Boca estaba mejor parado, que podía exponer con criterio sus necesidades en un duelo de tanta trascendencia. Enseguida Battaglia empezó a cumplir con creces en el trabajo sucio y Riquelme impuso pausa, circulación prolija y con destino certero. Allí radicó una de las diferencias, porque River tuvo determinación, pero le faltó claridad. El trío conformado por Ortega, Buonanotte y Alexis Sánchez empujó mucho, pero elaboró poco. Por eso los avances visitantes nunca pudieron transformarse en ataques durante la parte inicial. Y River no logró generar una sola situación de riesgo sobre el arco defendido por Caranta.

Como si fuera poco, Boca tenía un plus en el juego aéreo. Siempre ganaba por esa vía. Y supo capitalizarla cuando a la salida de un tiro de esquina ejecutado por Riquelme, Battaglia saltó más que Ponzio y con un estupendo cabezazo que esterilizó el esfuerzo de Carrizo colocó el 1-0. En el minuto anterior, los locales habían avisado en un mano a mano que el arquero de River le tapó a Palacio, más listo y rápido que Tuzzio para llevarse la pelota. Aquí residió otra superioridad local: una defensa mucho más confiable, con el reaparecido Morel Rodríguez como bastión fundamental hasta que a falta de 10 minutos pisó mal y se lesionó, aunque también con una ostensible mejora en la producción individual del paraguayo Cáceres.

La tónica del desarrollo no varió en el segundo tiempo. Con la tranquilidad que le brindaba la ventaja en el tanteador, Boca exhibió en menor medida los atributos que lo habían fortalecido durante la parte inicial, porque Riquelme se fue cansando hasta que salió acalambrado, Battaglia arriesgó menos debido a que había sido amonestado y Morel pisó mal y se lesionó cuando restaban 10 minutos. Pero River ayudó porque falló una y otra vez en la elaboración, quiso correr más rápido que la pelota y forzar el empate, más que gestarlo. Intentó imponerse sistemáticamente por velocidad, en lugar de hacerlo por concepción de juego.

Ni Ortega, Buonanotte ni Alexis Sánchez pudieron pesar. Simeone buscó las soluciones en el banco: arriesgó con el ingreso de Augusto Fernández por Nicolás Sánchez y con la inclusión de Abreu en lugar de un generador como Buonanotte depositó sus esperanzas en el juego aéreo. No hubo caso, pese a que justamente por esa vía el uruguayo dispuso de la única oportunidad clara a favor de River en todo el partido. Fue a falta de seis minutos, cuando un cabezazo suyo se fue por encima del travesaño.

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