domingo, 11 de mayo de 2008

España | El Camp Nou recibe con pañuelos y sonora pitada al Barça y a la Directiva



  • Eto'o, Deco y Henry, fueron los más abucheados
  • "¡Barça sí, Laporta no!"

El público, que en estos casos se dice que siempre es soberano, alzó la voz en el Camp Nou. Habló la afición en el adiós de Frank Rijkaard y se cebó con Laporta, Deco y, peligro, con Samuel Eto´o. Se avecina un huracán en la ciudad.
Despobladas las gradas, sin ni siquiera llegar a media entrada -39.298-, los valientes que acudieron al campo respondieron sincronizados al baile del pañuelo, mitad blancos y mitad negros. Eran pocos, pero estridentes, belicosos, intransigentes y desquiciados. Apuró al máximo Laporta, que hizo acto de presencia tres minutos antes de que rodara el balón. Alguien dio la orden de que se activará la musiquilla cuando el presidente ocupase su poltrona, así de triste, mas fue una petición mayoritaria ambientada con pancartas en donde se premia a las más originales: «Nos hemos pillado los dedos con La Porta » y «Txiki fuera, Cruyff al golf» son las ganadoras.
Ahora bien, hubo para casi todos aunque dos nombres aguantaron el chaparrón desde el primer instante. Deco y Eto´o, que se libraron del bochorno del pasillo, recibieron un castigo descomunal cada vez que entraban en juego. Mucho peor que lo que vivieron sus compañeros el miércoles pasado en Madrid y preocupa que Eto´o, indomable siempre, explote un día de estos.
Del partido hay poco a destacar, era una comparsa en donde sólo el Mallorca y Güiza tenían algo por lo que luchar. En el Barça jugó Pinto, que dio tarde libre a Valdés y apareció en un par de ocasiones de forma algo estrambótica, Edmilson y Zambrotta vivieron sus últimos minutos como azulgrana y arriba, junto al mencionado Eto´o, formaron Messi y Henry, que marcó a los 16 minutos un tanto que debió llegar cuando el Barça le necesitaba. Enfadado permanentemente, el francés ha decidido que no tiene nada que celebrar y convierte sus intrascendentes goles en un funeral. Obviamente, tampoco festejó Eto´o su diana, que en la segunda mitad cazó un rechace para redimirse. Se mordió la lengua y se limitó a golpear la pelota con dureza contra la red una y otra vez. Pagaba con su cara.
La guinda a este pastel incomestible llegó con la reacción del Mallorca, que en un visto y no visto dio la vuelta a un encuentro tan enrarecido que no hizo justicia con Frank Rijkaard, junto a Messi el único que se llevó palmas. Un adiós muy triste para el técnico de un equipo que lo pudo ser todo.

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